sábado, setembro 03, 2005

Katrina e As Duas Américas



O texto do correpondente de La Vanguardia, em Londres, de que reproduzo a parte que me parece mais elucidativa, bem merece uma leitura completa.

Sobretudo, por parte daqueles, que, na Europa, costumam olhar com alguma sobranceria economicista para o chamado "modelo social europeu".

Estou convencido que, na Europa, não seria concebível a sobreposição, no mesmo local, de um êxodo de "Primeiro Mundo", para uns e de um caos de "Terceiro Mundo", para outros.

"Lo que más sorprende no es la dimensión de la destrucción - escribe en The Times el cronista Gerard Baker, que durante las elecciones defendió a capa y espada a George Bush-, sino las caras de la gente". Y es que las víctimas del Katrina son los sirvientes, jardineros y cocineros de los habitantes de Nueva Orleans que escaparon del huracán en un éxodo ordenado, propio del Primer Mundo, como EE. UU. y pocos más saben hacer estas cosas.

Quienes se quedaron atrás carecían de coche, tenían las peores viviendas, estaban enfermos o no encontraron otro lugar al que ir. Son aquellos que, como dicen las canciones country de Crystal Gayle o Willie Nelson que tanto gustan en el Sur, viven "en el lado malo de las vías de tren". No hizo falta que nadie les hiciese vudú en un lugar donde la espiritualidad africana está a la orden del día. País en muchos sentidos admirable, anhelado por muchos emigrantes como el paraíso en la Tierra, de gente generosa y amable, con una energía y un optimismo que se pueden confundir con ingenuidad, Estados Unidos también tiene un lado negro que siempre está ahí - en los guetos del Bronx neoyorquino, el Watts de Los Ángeles y el sur de Chicago-, pero que los blancos ignoran y los turistas pocas veces ven: el del millón de personas sin techo, las decenas de millones sin seguro médico, una expectativa de vida (77 años) in-ferior a la de Europa y Japón, un índice de mortalidad infantil (6,5 muertes por mil nacimientos) impropio de la nación más desarrollada, y las leyes que permiten adquirir armas de fuego a menores que no pueden beber alcohol ni comprar cigarrilos".

Para nós Europeus, (e esperemos que também para os americanos) o "olho do ciclone" pode-nos ajudar a ver o que, habitualmente, está oculto dos dois lados do Atlântico.

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